Literatura irlandesa, la más prolífica de Europa

30 octubre 2020

 

Los tópicos pueden hacernos creer que el país con más «producción literaria» sería Francia, pues dominó los siglos XVIII y gran parte del XIX. Incluso, desde una perspectiva nacionalista, podríamos considerar a España, con su Siglo de Oro, como el país más prolífico. Pues no, ese título lo tendría la pequeña y verde isla de Irlanda.

 

 

El Ulises de James Joyce, una novela publicada en 1922, es como la Odisea de Homero, el poema-canto compuesto entre los siglos VIII y VII a. de C., una obra fundamental que trasciende su tiempo. Esa novela sería solamente un ejemplo del desproporcionado peso de la literatura irlandesa en la cultura occidental, si lo comparamos con su tamaño como país. La isla celta ha cantado sus prosas y sus versos por todo el mundo, ya que el irlandés, como Ulises, es el ciudadano errante del mundo.

 

 

 

Una gran cosecha literaria desde el siglo XVIII al XX

Han ganado un premio Nóbel de Literatura cuatro escritores, alto porcentaje también dentro de la estadística de los galardonados en lengua inglesa. Estos escritores son W.B.Yeats, George Bernard Shaw, Samuel Beckett y Seamus Heaney. Escriben en inglés, aunque para los expertos la irlandesa se distingue del resto de la literatura anglosajona en su legado celta, en sus raíces germinadas en la literatura gaélica medieval.

Es quizás por tener unas marcadas características propias, que la distinguen tanto de la literatura de Inglaterra, más curiosa todavía esa abundancia de buenos escritores. Autores que, además, han sido de tanta influencia en el resto de las literaturas del mundo occidental. La «Isla Esmeralda», como le llamaban los poetas románticos del XIX, se llenaba de buena literatura y se vaciaba de buenas gentes, que hambrientas (la hambruna irlandesa de la patata) debían emigrar, sobre todo a América.

 

Jonathan Swift,  el irlandés del siglo XVIII con célebres obras en la actualidad

El autor más conocido del XVIII irlandés, J. Swift, nos ha dejado como legado en la literatura universal una obra con miles de versiones posteriores, Los viajes de Gulliver (1726). Sus adaptaciones actuales para libros o películas infantiles han ocultado su gran carga satírica. Swift arremetía contra su sociedad y contra la condición humana. Quién no recuerda a esos seres sabios y bondadosos, los caballos que hablaban y dejaban en evidencia la miseria humana del viajero Gulliver. Aunque pasó prácticamente toda su vida en Inglaterra, Jonathan Swift nació en Irlanda y la fantasía de su obra entronca con la mitología céltica, de enanos y gigantes por ejemplo.

 

William Butler Yeats, un tan desconocido como gran escritor irlandés del XIX

Se interrelaciona más la obra de W. B. Yeats (1865-1939) con la literatura gaélica porque es el poeta del mítico mundo de los héroes celtas. Fue uno de los impulsores del «Renacimiento celta», un movimiento que se oponía a la influencia monopolista de la cultura inglesa en la isla irlandesa. También fue el poeta de las praderas verdes de Irlanda, esas que John Ford rodó en El hombre tranquilo, con John Wayne, en la aldea de Innisfree  y que Yeats cantó en el poema titulado “The Lake Isle of Innisfree”.

 

George Bernard Shaw, un escritor “centenario” entre los siglos XIX y XX

 El dramaturgo Bernad Shaw fue prolífico autor de obras teatrales, en una época en que nacían los movimientos obreros. Él quiso ser un “trabajador” de la palabra, un esforzado peón de la escritura, con más de sesenta piezas. A caballo entre dos siglos, nació en 1856 y murió en 1950, casi un siglo de existencia y de fuerte conciencia humanística. Algo que le llevó a ser un socialista convencido durante épocas difíciles para el socialismo. Su obra de teatro Pigmalión fue llevada al cine con guión suyo que recibió un Óscar, por lo que es el único escritor en tener el Nóbel y la estatuilla dorada de Hollywood. Rechazó el dinero del premio Nóbel, cediéndolo a una fundación cultural.

 

Samuel Beckett y Seamus Heaney,  los “grandes celtas” del siglo XX

Seamus Heaney (1939-2013), el último escritor irlandés galardonado con el Nóbel de Literatura, decía que el escritor irlandés siempre había formado parte del pueblo, como voz del pueblo, y que por eso eran tantos y tan buenos. Y lo dice un escritor que nació en uno de los condados que permanecen bajo la corona británica en el norte de Irlanda. Católico activo, no soportó la violencia entre protestantes y católicos en el Ulster y se marchó a vivir a Dublín; desde allí escribió su poesía que los críticos describen como de gran emoción “física y telúrica”.

De Beckett destacar que fue alumno y asistente de James Joyce, que su obra es tan extensa como imprescindible para entender la literatura moderna, al ser uno de los principales representantes de lo que se ha llamado «experimentalismo literario del siglo XX». Dramaturgo, poeta, novelista, ensayista y crítico literario, destacó quizá más por la actividad primera.  Su obra más conocida Esperando a Godot (1952) es pieza clave del llamado “teatro del absurdo”.

En esta breve selección se ha destacado al conocido J. Swift y a los cuatro Nóbel, pero la nómina de escritores irlandeses es fructífera: Bram Stoker, el autor de “Drácula”; el poeta Oscar Wilde;  Arthur Connan Doyle -el creador del detective  Sherlock Holmes-… seguir con la lista es tarea imposible, nos dejaríamos a muchos y muchas (las hermanas Bronte, por ejemplo) sin nombrar.

 

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