La Edad Media, una etapa de la historia llena de estereotipos

13 noviembre 2020

 

En AntiguoRincon nos apasiona la Edad Media, y son muchas las productoras que solicitan nuestros objetos para ambientar sus películas y series en esta época tan compleja.

Para empezar, ni siquiera existe consenso sobre su extensa cronología, su inicio y su final. En la versión más conocida su comienzo estaría tras la caída del Imperio Romano y su desenlace en la llegada de los europeos al «Nuevo Mundo». Es un periodo que comprende desde el siglo V hasta finales del XV y que ha tenido bastante consenso en la mayoría de las corrientes historiográficas. No obstante, evitando una perspectiva lineal de la historia como una sucesión de capítulos, tanto el inicio como el fin de la Edad Media pueden y deben tener un análisis flexible. Por ejemplo, para muchos historiadores la irrupción de la corriente cultural que recuperó las esencias del «mundo clásico» y que conocemos como «Renacimiento», sería el comienzo del fin de la Edad Media ya en la primera mitad del siglo XIV. Los tópicos sobre la Edad Media más conocidos la convierten en una larga y oscura etapa de la historia de la humanidad, donde el mundo estuvo siempre en crisis y en decadencia hasta, precisamente, la llegada del Renacimiento.

Además, en tan prolongada etapa de tiempo cada país o región tenía sus propias características que distinguían esa llamada Edad Media en sus inicios y en sus finales. Es el caso de España, cuya era medieval estará marcada por un caso único en Europa como fue la denominada «Reconquista». Una expansión territorial que en dirección norte-sur iniciaron los reinos cristianos peninsulares y que comenzaría relativamente pronto respecto a la invasión musulmana del año 711. Conquista islámica que puso fin al periodo visigodo, considerado preludio de la Alta Edad Media. Hacia el 722 se produce en la actual Asturias la batalla de Covadonga, hecho de armas entre la «leyenda» y la realidad, pero que resume algo contrastado, que fue la resistencia cristiana ante el avance islámico. Punto de partida para revertir la expansión, que ahora sería cristiana hasta la derrota definitiva de los musulmanes en 1492. Es decir, un periodo histórico que comprenderá toda la Edad Media española.

 

Aunque el caso de la península ibérica fuera tan particular, caracterizado por la presencia musulmana, en el resto de Europa la conformación de la Edad Media se vio marcada también por conflictos bélicos y movimientos migratorios con repoblaciones de territorios. Se trataba de la consolidación de las grandes migraciones de los pueblos germánicos, iniciadas en el siglo V. Ostrogodos y lombardos en Italia, predominio de los francos en Francia y las invasiones sajonas a Inglaterra. Con esos movimientos migratorios se repoblaron espacios vacíos a nivel demográfico y también se conquistaron tierras que habían sido plenamente romanizadas, en las que se instauró un sistema feudal. Una de las características principales de la Edad Media es el «feudalismo». Un sistema económico y social que articuló la vida de esa etapa de la historia.

El concepto de feudalismo es esencial para entender al periodo de la Edad Media. Sigue siendo cuestión de debate entre la historiografía especializada. Varias corrientes de pensamiento se han establecido sobre lo que significaba el sistema feudal. La «institucionalista» pone énfasis en los compromisos entre “instituciones”. Un señor se convierte en vasallo al asumir el compromiso de defender y dar apoyo militar a un «señor superior»; a cambio, este señor de mayor rango social le otorgaba un «feudo», que era un territorio parte de sus dominios. Luego, la corriente marxista, incluirá elementos socioeconómicos en las relaciones feudales, indicando la condición de productores explotados que tenían los campesinos controlados por los señores en esos feudos; interpretando al feudalismo como un paso intermedio entre el sistema de producción esclavista de la Antigüedad y el surgimiento del capitalismo moderno.

Otra interpretación del feudalismo toma ideas de ambas corrientes. El historiador francés Marc Boch (1886-1944), uno de los fundadores de la Escuela de los Annales, en su obra «La sociedad feudal», estableció una línea de investigación que contemplaba la existencia de un complejo sistema de compromisos de carácter militar y político para estructurar el poder. Una estructura que ponía en manos de una élite privilegiada todas las funciones políticas, la posesión de extensas tierras con la mayor parte de los recursos económicos, fortalezas y gentes armadas. Y por otro lado una masa de población, algunos «semi-esclavos», que dependían de las relaciones de producción campesino-señor. Una dependencia absoluta del campesinado hacia los señores, pues trabajaba en su mayoría tierras que no le pertenecían en un sistema económico fundamentado en la agricultura como fuente de riqueza.

La Iglesia sería otra de las protagonistas principales de la Edad Media. Atesoró la escasa educación impartida, hasta el surgimiento de las universidades ya en la Baja Edad Media. También las artes fueron monopolio de la Iglesia, pues sería la principal «mecenas» al necesitar de artistas y artesanos para la construcción de templos y monasterios. Las catedrales implicaban en su concepción un nuevo reto para las sociedades medievales. Construidas en las renacidas ciudades, los burgos, marcaron desde el siglo XII el cambio más significativo de la época. Ahora las estructuras de poder se concentraban en las urbes, donde los obispos y muchos de los nobles tenían sus nuevos hogares. El papel de los monarcas como «señores feudales supremos» se irá transformando en un rol aún más determinante, nacen las monarquías nacionales que prefiguran el cambio a la Edad Moderna.

 

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