El rito de la incineración en la antigua Roma

24 noviembre 2020

 

¿Incineración o inhumación? Uno de los retos a los que se enfrenta la arqueología funeraria es determinar cuál fue el primer método de entierro utilizado en la civilización de la antigua Roma para dar sepultura a su familiares.

Hoy en día aunque se han formulado varias hipótesis sobre el tema la comunidad científica no encuentra una respuesta definitiva sobre cuál de los dos métodos fue el primero en ser utilizado por la población romana. Una respuesta que sí ha podido dar la arqueología ha sido la de identificar la frecuencia de uso de los dos tipos de enterramiento a lo largo de la historia de la civilización romana.

 

Las investigaciones indican, en términos absolutos y solo como dato indicativo general, que en principio hasta el siglo II d.C. el método más utilizado por la población fue la incineración. A partir de esta fecha, con la propagación del cristianismo, se evidencia en los registros arqueológicos un aumento del empleo de la inhumación hasta la casi completa desaparición de la incineración en el IV siglo d.C.

Las sepulturas en la sociedad romana estaban reguladas por la Ley de las Doce Tablas, donde se vetaba realizar incineraciones e inhumaciones en el interior de la ciudad. La incineración se llevaba a cabo principalmente de dos maneras. En la primera práctica, denominada bustum, se procedía a la incineración y sepultura en el mismo lugar. Cuando el lugar de incineración no coincidía con el de la sepultura se indicaba con el nombre ustrinum. En esos lugares una vez incinerado el difunto o la difunta, los restos del cuerpo solían ser depositados en un recipiente que posteriormente se trasladaba a una estructura funeraria. Los ustrinum eran de carácter público o semipúblico y los registros arqueológicos no han encontrado grandes diferencias en territorio romano sobre las piras utilizadas y las modalidades de llevar a cabo las incineraciones.

 

 

Cuando un espacio estaba destinado a albergar la sepulturas de varios individuos incinerados se le indicaba con el nombre de Columbarium. El nombre utilizado para indicar estas sepulturas colectivas era el empleado para indicar propiamente un palomar y se empezó a utilizar también para indicar a este espacio debido a su similar aspecto. Se trataba de una construcción constituida por paredes en las cuales se abrían un cierto número de nichos (Loculi-Ollaria) de forma rectangular o semicircular, destinados a acoger las urnas (de diferente morfología) que contenían las cenizas individuales de los individuos incinerados. Estos lugares fueron utilizados sobretodo por la clase media y alta de la sociedad romana, que solían utilizar Columbarium subterráneos o excavados directamente en la roca creando varios lóculos para acoger los restos del individuo incinerado. A veces los columbarios podían ser edificados directamente por collegia profesionales, como se testimonia en Roma, para dar una sepultura digna a las personas que pertenecían al colectivo. Entre otros recordamos el columbarium hipogeo de Vigna Codini uno de los más conocidos junto al columbarium de Pomponio Hylas, ambos en Roma. En España entre otros destacamos los columbarium de Tarraco y Augusta Emerita.

 

 

Más información: https://archeoandrea.com/augusta-emerita-areas-funerarias/

 

Andrea Vincenti. Arqueólogo y cooperante. Viajero y Knowmad.