Virginia Wolf, la gran escritora donde vida y literatura se confunden

22 octubre 2020

Si buscamos a una mujer escritora que haya supuesto un hito de la literatura femenina, elegir a Virginia Woolf, escritora inglesa, quizás sea lo más acertado. Representa lo mejor de la corriente modernista en su lengua y perteneció al grupo de artistas conocido como «Los de Bloomsbury». Por lo que, en realidad, tendríamos ante nosotros todo un hito de la Literatura Universal; referencia vanguardista del siglo XX y ahora del movimiento feminista. Su vida en sí es pura literatura, marcada por las depresiones y la inestabilidad emocional. Tras varios intentos de suicidio en sus peores etapas, se quitó la vida en 1941, ahogándose en las aguas del Ouse.

 

Criada en un ambiente de poetas, escritores y filósofos

Virginia Woolf tenía como nombre de soltera, Adeline Virginia Stephen. Nació en Londres el 25 de enero de 1882, en un ambiente extremadamente culto. Su padre era un auténtico intelectual, Leslie Stephen, historiador, ensayista y biógrafo, que recibía en su casa del número 22 de Hyde Park Gate, en Kensington a lo más granado de la cultura victoriana. Su madre, Julia Prinsep Stephen, fue una bella modelo de pintores prerrafaelitas como Edward Burne-Jones.

 

Educada en casa, por su mismo padre y por tutores de ese selecto entorno cultural, escogidos por su progenitor, Virginia pronto cultivará una gran sensibilidad artística. Es probable que un hecho inesperado y nefasto, marcara el inicio de las primeros traumas emocionales de la escritora. Siendo adolescente, a los trece años, su madre murió repentinamente al contraer unas fuertes fiebres reumáticas. Ese negativo impacto emocional generó en la joven su primera crisis depresiva. Pocos años después, la muerte de su hermana Stella, su preferida, ahondó en su carácter taciturno y depresivo.

Al comienzo del siglo XX, en 1905, cuando ya habían fallecido sus padres (el padre falleció de cáncer ese año), Virginia se trasladó con parte de sus hermanos al barrio de Bloomsbury. Comenzarían así sus contactos y relaciones con los artistas e intelectuales del conocido como «círculo de Bloomsbury», un grupo de renovación cultural y de repulsa a los tabúes de la rígida moral victoriana. Movimiento intelectual dentro de la sociedad británica, encorsetada aún en los fundamentos culturales del «Imperio Británico», que iniciaría una actividad de trasgresión y renovación sociocultural.

 

Principales rasgos de la literatura de Virginia Woolf : el tiempo, las horas

El tratamiento del tema del «Tiempo» ocupa gran parte de la obra de la escritora londinense. Ella hizo diversas variaciones de ese recurso (el tiempo), siendo la obra más destacada por la especializada crítica literaria Al faro (1927), el libro que la consagrará y reconoce como gran novelista. Antes publicaría varias novelas menos afortunadas en el favor de la crítica, pero también peor acogidas por el gusto del público. En esos primeros años de su carrera de escritora, que acabaría siendo muy prolífica, también tuvo libros de relatos que pasaron desapercibidos.

 

No obstante, la novela más conocida y más apreciada por crítica y público es La señora Dalloway (1925). Hoy día lo es más gracias a la película Las horas interpretada por Nicole Kidman en el papel de Virginia Wolf. Como la novela, es una historia que transcurre en las 24 horas de la vida de una mujer, campanada tras campanada de un reloj sumergido en la conciencia y en el sueño.

 

 

Vida y obra de Virginia en un ambiente liberal

En 1912, al cumplir los treinta años, una edad avanzada para perder la soltería según a época, se casó con Leonard Wolf. Escritor economista y miembro también del grupo de Bloomsbury, que ayudó a Virginia nada más conocerse en sus aspiraciones literarias. Él, Leonard, nunca tuvo éxito como escritor y su mayor logro, según su propio testimonio,  fue amar a Virginia, darle su apellido y fundar, junto a la escritora, en una vieja imprenta, la que sería la conocida casa editorial, Hogarth Press.

Una de las facetas del grupo Bloomsbury era su permisividad sexual, en batalla constante contra la puritana sociedad victoriana. Estaban en contra de la exclusividad sexual, y por los “alocados años veinte” Virginia conoció a la escritora y jardinera Vita Sackville-West, que tras ambiguas citas y tentativas amorosas, comenzaron una relación sentimental y sexual que compartió con su matrimonio hasta la década de los años treinta.

 

Entre la locura y la escritura

Sufría constantes depresiones por la elevada exigencia sobre si misma como escritora y por la constante insatisfacción por su obra. Una lucha tenaz por intentar ser algo que no era. Virginia intentaba “ser” simplemente, sin necesitar y depender tanto de la escritura para ello; existir sin tener que escribir para ser o viceversa. No lo logró, cada crisis de nervios, de locura y alucinaciones, supuso una barca frágil que le llevó por los mares de la imaginación hasta una nueva novela. En la última crisis hundió la barca, se llenó los bolsillos del abrigo de piedras para ahogarse, y no quiso llegar a la orilla de la cordura.

Al quitarse la vida en 1941, ahogándose en las aguas del Ouse, dejó dos notas, una a su marido, el editor de gran parte de su obra, Leonard Woolf, y otra a la hermana más querida que le quedaba, Vanessa Bell.

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