Edad Media española: el debate sobre el término «Reconquista»

24 noviembre 2020

 

La controversia es muy vieja, aunque parece que ha recobrado interés por los últimos debates historiográficos que cuestionan el uso del término «Reconquista» para definir la Edad Media española.  Si desde el siglo XIX los historiadores que acuñaron el término Reconquista lo hacían en gran consenso, porque era la mejor forma de definir un periodo caracterizado por la expansión militar y socioeconómica de los reinos cristianos del norte peninsular, a finales de ese mismo siglo e inicios del siglo XX surgieron una serie de teorías que ponían en cuestión la validez del término.

 

La más influyente fue la de los «regeneracionistas», que relacionaron a la Reconquista con la causa principal del retraso español respecto al resto de Europa en todos los niveles, desde el económico al político. La Reconquista, su ardor guerrero y la preeminencia de la religión, hicieron más difícil la entrada de la «modernidad» en España. Quizás el más conocido de los regeneracionistas sea el filósofo Ortega y Gasset, por su talla intelectual. En su libro La España invertebrada cuestionaba la certeza del término con su crítica más conocida: “Una reconquista que dura ocho siglos, no es una reconquista”.

 

Sin embargo, por mucho Ortega y Gasset que haya detrás de esta afirmación, es muy fácil de rebatir desde la funcionalidad historiográfica. Otros largos periodos se resumen en un término y no han sido puestos en cuestión. Véase la ‘Guerra Santa’ del Islam o el feudalismo, fenómeno dado durante toda la Edad Media. En esta línea podemos rebatir al historiador Henry Kamen, cuando para presentar su último libro, La invención de España, genera para la prensa titulares como: “No hubo Reconquista. Ninguna campaña militar dura ocho siglos”.

Detrás de la teoría de Kamen existe el planteamiento de desmontar el mito, de perfilar como imposible que un objetivo militar consistente en recuperar las tierras que fueron cristianas durase ochocientos años. Lo hace por considerar la Reconquista como un concepto ideológico, construido en el siglo XIX por el nacionalismo que creó los «Estados modernos» que hoy conocemos. Y esa “invención” le parece bien, no la crítica, es parte de historiografía de corte “romántico-tradicionalista”. Lo de inventarse España no está expuesto de manera peyorativa, es algo lícito en todas las naciones del mundo. Ahora bien, la Reconquista al crearse con una finalidad “ideológica-política” no puede ser, entonces, concepto historiográfico. ¿Seguro? Veamos algunas de las contradicciones percibidas en esta argumentación.

 

Parece que tener ideología es algo exclusivo de las personas modernas y contemporáneas. Que los antiguos, los antepasados, no tenían ideología. La Reconquista no aparece con ese nombre en las fuentes medievales, argumento al que más se agarran los detractores de este término-concepto. Eso es cierto, aunque también es muy cierto que desde el mismo siglo IX, en un contexto temporal próximo a la conquista musulmana de la península (711) y que encierra un claro marco para la historiografía, se tenía la «idea de restaurar» el poder cristiano en las tierras que se conocieron como la Hispania goda. Las Crónicas Asturianas de ese siglo IX son las primeras fuentes con esa evidencia. Esa «ideología» de restaurar la ‘Hispania cristiana’ fue un hecho real y caló desde las elites a la población general, como no podía ser de otra forma cuando toda la vida de esas personas giraba en torno de su fe, de la religión cristiana.

Concebir ese “ideal” de restauración cristiana como una simple y eterna campaña militar contra los musulmanes de la península, haciendo de ella el único pilar sobre el que se construyó una nación, sería lo erróneo. Lo más adecuado es ampliar la perspectiva y considerar que la Reconquista sirve de sinónimo al largo proceso histórico de la «restauración hispano-cristiana». Un proceso no planificado, por lo que llevaría siglos, y donde habría periodos de convivencia en paz, aunque los menos. Es absurdo simplificarlo a una guerra entre buenos (el esplendoroso y culto Islam peninsular) y malos (los bárbaros reinos cristianos del norte), con el triunfo conquistador de estos últimos.

¿Que el término Reconquista no es muy preciso y ha sido manipulado por ideologías conservadoras? Sin duda, pero es práctico y funcional. También el concepto-término de Al-Andalus se ha idealizado e “ideologizado”, esta vez por ideologías progresistas como el reino hispano de la tolerancia y el progreso. Y las críticas a este error son menos, cuando la arqueología y los genetistas comienzan a demostrar que lo de la tolerancia racial y cultural de los islámicos hispanos es otro mito. Lanzar discusiones bizantinas sobre estos términos, incluso eliminarlo en el caso de la «Reconquista» de la historiografía, resulta inmaduro. Utilizarlo con los matices necesarios puede ser la mejor solución. Mantener estas polémicas artificiales sólo crea prejuicios. Es algo parecido a la polémica de si conviene más emplear el término castellano o español a la lengua que está usted leyendo.

 

 

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Gustavo Adolfo Ordoño –Historiador y periodista-