Breve historia de la Cultura de los Siglos de Oro

10 diciembre 2020

 

En este recorrido por las épocas históricas que hacemos en Rincón Historia, nos detenemos en la Edad Moderna española, los siglos XVI y XVII. Sorprende a primera vista el gran contraste entre la miseria de la vida cotidiana y el esplendor del arte y la cultura de esas décadas. La «gravedad» y seriedad de la cultura oficial y la «alocada» necesidad de fiesta y juego que tenía la cultura popular. Así queda reflejado en las mismas Novelas Ejemplares de Cervantes, donde se describe en alguno de los relatos las cofradías sevillanas de juegos. Pero donde mejor se aprecia ese contraste es gracias a un aporte cultural: el teatro del corral de comedias.

Desde 1575 a finales de ese siglo, fueron llegando compañías italianas de teatro a España. Su influencia fue importante porque llevaron a España las nuevas técnicas y modos teatrales iniciados en el Renacimiento. Esto suponía ya toda una «industria teatral», pues se convirtió en un teatro urbano y comercializado. A los reyes Felipe III y Felipe IV, el teatro les parece uno de los mejores entretenimientos para la Corte. Promocionan la construcción de grandes coliseos, que imitan los corrales de comedia, en los reales sitios del Buen Retiro y de Aranjuez. Las obras de teatro se adaptan de una forma excelente al tipo de público, aprovechando ese mestizaje entre cultura oficial y usos populares. Si el público urbano es más «burgués», artesanos, comerciantes y estudiantes, las obras tratan temas relacionados con ellos. En cambio, si es una «masa» más rural entonces la temática se hace más popular.

 

El autor más destacado fue Lope de Vega (1562-1635). Sin duda su gran éxito, siendo su obra teatral del gusto de todas las clases sociales, se debió a la maestría demostrada en la adaptación de romances y temas populares a sus piezas teatrales. En realidad, se aprovechaba de los temas principales que solían darse en esa «temática popular», el amor y el honor que son dos temas que llegan tanto a las personalidades más cultas y “refinadas” como al pueblo llano. Otro de los aciertos teatrales de Lope de Vega fue la creación de un «subgénero narrativo» que era el más adecuado para sus obras: la tragicomedia.

 

 

Esa mezcla entre tragedia y comedia le servía para recrear personajes con muchos más registros y arquetipos que podían seducir a un mayor público, como eran el burlón o el gracioso simpático que se enredaba en mil líos. Al final este estilo de Lope fue imitado por los autores de la época, haciéndose en general un tipo de teatro más dinámico y con grandes dosis satíricas. La influencia de Lope de Vega en el género lo haría un «teatro popular», pero no en el sentido menospreciativo porque entre risas y enredos se conseguía encubrir críticas a la sociedad y a ciertos personajes notables de la época. Es decir, era también un teatro de «calado social».

Entre la prolífica obra dramática (300 obras de teatro) de Lope de Vega podemos destacar: La dama boba, El perro del hortelano, La hermosa fea, La Arcadia, El amor enamorado, La locura por la honra, Fuenteovejuna y El caballero de Olmedo

 

El más grande escritor que han dado las letras españolas, Miguel de Cervantes, tuvo un amargo paso por el género teatral. Antes de consagrarse como escritor gracias a su inmortal obra, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, intentó fortuna en el género de la tragicomedia que tan magistralmente ejercía Lope de Vega. La rivalidad artística entre ambos era algo más que patente, tanto como la envidia no oculta que sentía Cervantes por el éxito formidable que tenía Lope con sus obras teatrales. Para Cervantes su verdadera vocación fue la de dramaturgo, por lo que se entiende su íntima frustración al no alcanzar el éxito.

 

De todas formas, especialistas actuales destacan algunas de sus obras dramáticas como acertadas piezas. Como su tragedia El cerco de Numancia, donde recrea el asedio de Numancia por el ejército romano y el heroísmo de sus habitantes que prefirieron la muerte antes que la rendición. También se ha revisado la importancia de sus Entremeses, que son breves escenas de carácter cómico en las que se van perfilando y presentando a diferentes personajes de rasgos singulares, como el vividor y tramposo, la casada infiel o los criados maliciosos enmarcados siempre en pintorescas situaciones.

Cervantes empleará ya un estilo costumbrista, un lenguaje popular y la ironía, tan característico también de su obra cumbre, El Quijote…. Otras de las aportaciones interesantes de los entremeses de Cervantes es la introducción del baile y música. Haciendo un esquema de los temas tratados en esas breves escenas cervantinas, conseguimos conocer los «dilemas culturales» que importaban en la época: el deterioro de la vida urbana, el injusto desprecio al mundo rural por su antigua obsesión en la condición de «cristiano viejo» y el desdén por la vida intelectual.

 

 

Una curiosidad sobre el éxito como escritor que tuvo Cervantes con la publicación de su obra magna, El Ingenioso hidalgo…, estaría en una de las claves de su inspiración, que como Lope era una «inspiración popular». Don Miguel se inspiró en las novelas de caballerías, el género por excelencia del momento, que gustaban a todo el mundo y él se propuso desmitificar y darlas un toque burlesco divertido de fina ironía. Don Quijote de la Mancha se trata de la primera novela moderna de la historia. Es una obra que ha trascendido no solamente en las Letras españolas, influyendo en autores de toda Europa en su época y luego, a lo largo de los siglos, en escritores de todo el mundo.

Se considera la primera novela polifónica. La inclusión de diferentes voces en la obra (novela polifónica) fue un magistral acierto de Cervantes, al señalar así diferentes puntos de vista sobre la misma realidad, un recurso que le facilitaba un toque más subjetivo y personal. Cervantes crea una nueva manera de hacer, inaugura la novela moderna al convertirla en un género donde se puedan usar otros géneros tan dispares como la comedia, la prosa, el diálogo, la filosofía, la épica. Además, El Quijote… en su contenido aparece la crítica social a lo largo de todo el texto y Cervantes será ya un autor que indaga profundamente en la psicología de sus personajes. Por primera vez se emplea el «realismo» como recurso literario, aunque sea en contraposición burlona y paródica de lo legendario y fantasioso.

 

 

Con el breve semblante de estos dos colosos de la cultura de los siglos de Oro podemos apuntar sus principales características. Sin embargo, serían muchas las cosas dejadas en el tintero. La poesía de Garcilaso de la Vega, que adaptó el endecasílabo a la métrica castellana, logrando una acentuación bastante acertada para el tono neoplatónico adoptado de los renacentistas italianos. O la de Góngora como máximo representante del culteranismo y su curiosa enemistad con otro gran poeta español, Francisco Quevedo, el «moralista crítico» social y político. Y serían muchos más, que justificaron que a esas centurias se las conozca como una edad dorada, los Siglos de Oro españoles.

 

 

Gustavo Adolfo Ordoño

-Historiador y periodista-